viernes, 14 de octubre de 2011

¿CONOCIMIENTO DEL NUEVO MUNDO ANTERIOR A COLÓN? PRUEBAS I

¿Es infranqueable el Atlántico?......
En épocas recientes hemos visto que el océano Atlántico ha sido cruzado en balsa, en botes de remos, en kayak, en moto de agua, en catamarán, etc… Y las pruebas de que los exploradores de la antigüedad llegaron a América son abrumadoras.

LOS OBJETOS
  • En 1976 un submarinista brasileño, José Roberto Teixeira, encontró tres ánforas romanas intactas en la bahía de Guanabara, a 22 kilómetros de Rio de Janeiro. El submarinista alertó al bucador de tesoros norteamericano Robert  F. Marx quien comenzó la investigación. El instituto brasileño de arqueología se interesó por las ánforas y envió unas fotos al Smithsonian Institution, donde fueron identificadas como romanas datadas en el siglo II o I a. de C., fabricadas en Kuass, antiguo puerto de Zilis (Dchar Jdid) en la costa atlántica de Marruecos. Este estudio lo realizó la profesora Elisabeth Lyding Will del departamento  de clásicas de la Universidad de Massachusetts – Amherst y el profesor Harold Edgerton, del prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts, quien afirma que no puede haber duda sobre la antigüedad de las ánforas. “…creen que sepultado bajo el barro del lecho marino puede haber una nave romana completa y dicen que las autoridades brasileñas, presionadas por las portuguesas, les ponen todo tipo de impedimentos para continuar sus trabajos. Las ánforas halladas están recubiertas de coral, que dejó de existir en la zona, a causa de la contaminación, hace unos cuarenta años y se encuentran esparcidas sobre una superficie similar a tres canchas de tenis [1]. De todas maneras parece ser que las ánforas romanas fueron colocada allí por un submarinista local llamado Americo Santarelli. Marx fue acusado de falta de ética por el comandante da Marina Brasileña, Max Justo Guedes, y corroborada por Jean Michel Eriau, un francés que trabajó con Marx en Brasil.

  • [1] El País 11/10/1982
  • El arqueólogo y profesor García Payón de la Universidad de Jalapa, en su trabajo en Tecaxic-Calixtlahuaca, movido por las costumbres arqueológicas del momento, se centró principalmente en la reconstrucción de la arquitectura monumental. No obstante, también excavó algún pequeño grupo arquitectónico como el llamado Grupo C, donde encontró diversos entierros acompañados de una gran cantidad de objetos suntuarios y donde halló un extraño objeto. Es en el Grupo arquitectónico C, donde en el año 1933 tiene lugar un hallazgo sobre el cual no realizaría ningún informe oficial, sino hasta el año 1961, o sea, casi 30 años después de su descubrimiento. En ese año publica un breve informe del hallazgo en el boletín del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México. En su informe titulado “Una cabecita de barro, de extraña fisonomía” explica el inicio de las exploraciones que dio lugar al hallazgo: “A fines del año de 1933 emprendí la exploración del montículo 6 de la zona arqueológica de Tecaxic-Calixtlahuaca, en el Valle de Toluca; durante el curso de los trabajos se demostró que esta plataforma contenía tres superposiciones. Como la última o tercera época se halla más elevada que las anteriores, decidí llevar a cabo una exploración desde encima para ver si era posible encontrar los vestigios arquitectónicos correspondientes a las dos épocas constructivas anteriores.”… “Después de remover una gruesa capa de tierra, encontramos dos pisos superpuestos separados entre sí por una capa de 20 cm. de tierra (...) Atravesamos los dos pisos y continuamos bajando, encontrando a poco el piso de la segunda época (...) lo atravesamos, y entre dicho piso y el de la primera época encontramos dos entierros por cremación con cerámica y un buen número de artefactos correspondientes al periodo Azteca-Matlazinca.” [1]. A continuación pasa a enumerar todos los objetos que halló asociados a esos entierros y donde escribe en mayúsculas, el hallazgo tan peculiar que realizó: “Entre ellos, además de varias piezas de cerámica, dos brazaletes de concha, un pectoral del mismo material, una cuenta de azabache, cuatro cuentas de barro recubiertas por una delgada lámina de oro, cuentas de cristal de roca y una cabeza de ocelotl del mismo material, una pipa, una plaquita de oro, un fragmento de tubo de cristal de roca, resto de mosaicos de turquesas, unas cabecitas de cobre, dos sellos de barro, apareció UNA CABECITA DE BARRO DE EXTRAÑA FISONOMÍA, de 2.5 cm. de diámetro” [2]. Ya en 1959 el etnólogo austriaco Robert  von Heine-Geldern había comentado la importancia de ese hallazgo. En 1960 el arqueólogo alemán Ernst Boehringer sugiere que la cabeza es de origen romano y concretamente de los siglos II o III d.C. Un año antes de la publicación del artículo, en 1960, se discutió si el hallazgo podría considerarse como verdadero o no en el XXXIV Congreso Internacional de Americanistas que tuvo lugar en Viena, donde se puso en tela de juicio su veracidad. [3]. “Estos datos los estoy extractando de mi manuscrito (Segundo tomo) 341 y 342 sobre la zona arqueológica de Tecaxic-Calixtlahuaca que ha permanecido inédito. Durante varios años conservé esta cabecita en mi poder y sólo la mostré a contadas personas que la tomaban como una curiosidad.” [4] En 1995 el Laboratorio de Arqueometría de Heidelberg en Alemania, mediante la técnica de la termoluminiscencia, establece que la pieza está facturada entre el siglo IX a.C. y la mitad del siglo XIII d.C. lo que, pese al amplio margen existente, demuestra que la pieza efectivamente corresponde al periodo prehispánico de México. Bernard Andreae, Director Emérito del Instituto Alemán de Arqueología Romana, declaró que: “es sin duda romana, y el análisis de laboratorio han confirmado que es antiguo. El análisis estilístico nos dice más precisamente que es una obra romana del siglo II d.C. y el peinado y la forma de la barba presenta los rasgos típicos del periodo de los emperadores Severianos (193-236 d.C.), exactamente en la ‘moda’ de la época.”


    [1] “Una cabeza de barro, de extraña fisonomía”. José García Payón. 1961. Página 1. Boletín INAH nº 6
  • [2] Ibid
  • [3] “Viajes transatlánticos antes de Colón”. Romeo H. Hristov y Santiago Genovés T. 1998. Página 51.
  • [4] “Una cabeza de barro, de extraña fisonomía”. José García Payón. 1961. Página 2. Boletín INAH nº 6

sábado, 6 de agosto de 2011

LA EXPEDICION DE MALI

Existían ya negros en América cuando llegaron allí los europeos y parece que trabajaban como esclavos para los señores locales. ¿De donde pudieron venir?
Hay un relato recogido por el geógrafo e historiador Ibn Fadl Allah Al-Omari escrito en un libro llamado: “Masalik el Absar fi Mamalik El Amsar” (África menos Egipto). En dicho libro cuenta como Amir Hâqib preguntó al emperador de Mali, Kankan Musa I, el modo en el que el poder llegó a sus manos .
El emperador le dijo que su predecesor, Mansa Abubakar II (cuyo nombre era Bata Manding Bory), no quería creer que era imposible llegar al extremo del mar y así envío una expedición con orden de que nadie volviera hasta haber alcanzado su objetivo. Sólo un barco retornó y cuenta cómo al resto se los iba tragando el mar: “…Pero el sultán no quiso creerle en absoluto. Equipó 2.000 barcos para él y los hombres que le acompañaban y 1.000 para el agua y víveres. Me confió el poder y marchó con sus compañeros por el océano. Fue la última vez que lo vimos a él y a los otros , y yo permanecí dueño absoluto del poder…”.
La expedición de 2.000 naves descendió por el río Senegal y se adentró en el Atlántico en 1311. Nunca más se supo de él y el hasta ese momento kankoro-sigui (visir), subió al trono en 1312 como Kankan Musa I.
Gómara en su libro “ Descubrimiento de la Mar del Sur” refiriéndose a la expedición de Balboa en 1513 dice que saliendo del Darien en septiembre de ese año, llega a Cuareca donde “…halló algunos negros esclavos del Señor. Preguntó de dónde los habían sacado y no le supieron decir o entender más de que había hombres de aquel color cerca de allí con quien tenían guerra muy ordinaria. Estos fueron los primeros negros que se vieron en Indias, y aun pienso que no se han visto más…”
Algunos historiadores de Malí creen que en 1312 llegó a Recife en Brasil, cuyo nombre indígena, Pernambuco, podría ser una modificación del mandinga "Boure Bambouk", que significa campos de oro. Tengamos en cuenta que en esa época, Malí era el proveedor de casi la mitad del oro del mundo conocido.

sábado, 23 de julio de 2011

LA EXPEDICIÓN DANESA


El rey danés Christian I, entre 1473 y 1476, envío una expedición a Groenlandia capitaneada por Pinning y Pothorst, corsarios nórdicos muy populares, y llevando como piloto de nombre Ioannes o Jan y de apellido Scolp, Scolvus, Scoln, Scolnus o Kolno. En los primeros textos latinos se le califica de “piloto danés” (Danus pilotus). Según el historiógrafo danés Sofus Larsen, esta es una torpe transcripción del vocablo “pilotus en Polonus”.
Otros historiadores consideran que el nombre de pila de Juan Scolvus proporciona la clave del enigma de Cristóbal Colón. Unos creen que el nombre de pila de Colón fue Juan el Bautista. La traducción latina de su apellido es Columbus , que en la escritura medieval era Colûbus muy similar a Scolvus ya que la “b” y la “v” se intercambiaban habitualmente así como la “s” y la “c”. Por lo que Scolvus y Colón podría ser la misma persona, según algunos autores.
En esta expedición participó Gaspar Corterreal y fue premiado por el rey portugués concediéndole el título de gobernador de la Isla Terceira de las Azores.
En septiembre u octubre de 1476 salió una expedición portuguesa, seguramente preparada por el rey Alfonso V, en dirección a Londres para exponer al monarca Eduardo IV la conveniencia de reanudar las transacciones comerciales con Groenlandia.
En una carta de marzo de 1551, dirigida al rey danés Christian III por parte del burgomaestre Karsten Grib se habla de cierto mapa publicado en París en el que figuran los enclaves de las factorías danesas en Groenlandia. Se habla en la carta de la expedición del rey Christian I capitaneada por Pinning y Pothorst  a instancias del rey de Portugal.
Tal como hemos dicho más arriba, esta expedición tenía como piloto a Juan de Kolno, citado por historiadores como Wytfliet, Pontanus y Horn, así como los españoles Antonio Herrera y Tordesillas en su “Historia General del Mundo” y también Francisco López de Gómara en su “Historia General de las Indias” que lo cita como Juan Scolvo.
Fray Bartolomé de las Casas en su “Historia de las Indias” habla de Colón citándolos: “…Yo navegué en el año de cuatrocientos setenta y siete, en el mes de febrero, ultra Tile, isla… y esta isla es tan grande como Inglaterra. Van los ingleses con mercancías, especialmente los de Bristol, y al tiempo que yo a ella fui, no estaba congelado el mar…”
Luis Ulloa cita un globo terráqueo construido por Mercator y Fissius en 1537 en el que, cerca del actual Canadá, dibujan un estrecho, en cuya costa norte hay una inscripción que dice: “Quij Populi as quos Joannes Scolvus, danus, pervenit circa anno 1476” ¿Pudo ser Colón este Scolvus?

miércoles, 11 de mayo de 2011

NARRACIÓN DE ZENO Y IV

Cuando Sinclair oyó esto, habida cuenta de aquel entorno tan puro y saludable, de la fertilidad de su suelo, sus excelentes ríos y tantas otras comodidades, concibió la idea de fundar una colonia. Pero sus hombres, agotados, comenzaron a quejarse aduciendo que deseaban regresar a sus casas, pues el invierno no estaba lejos, y si se establecían allí no podrían marcharse antes del verano siguiente. Así pues retuvo sólo unos botes de remos y aquellos de sus hombres que deseaban quedarse, y al resto les ordenó volver a los barcos, nombrándome a mí capitán en contra de mi voluntad. Sin embargo no tenía elección. Zarpamos y navegamos durante veinte días hacia el este sin avistar tierra alguna; cambiamos de rumbo hacia el sureste y en cinco días avistamos tierra, que resultó ser la Isla de Neome. Como conocía el país, intuí que habíamos pasado Islandia; y como los habitantes eran súbditos de Sinclair, nos surtimos de provisiones y navegamos durante tres días hasta Frislanda, donde la gente, que pensaba que había perdido a su príncipe a resultas del viaje tan largo que habíamos realizado, nos dio una cálida bienvenida (…) Todo aquello de lo que deseas que te hable: de sus habitantes y sus costumbres, de los animales y de los países colindantes, lo he escrito en otro cuaderno que, si Dios quiere, llevaré conmigo. En él describo el país, los peces gigantescos, las costumbres y las leyes de Frislanda, Islandia, Las Shetlands, el reino de Noruega, Escotilandia y Drogio; finalmente, describo (…) la vida y hazañas de Sinclair, príncipe de eterno recuerdo por su enorme valentía y extraordinaria bondad…” [1]
Zeno no da fechas del viaje, pero Henry Sinclair murió en el año 1400, por lo que dicho viaje fue anterior a esta fecha. En 1951, el geólogo de la Universidad de Michigan, William H. Hobbs, señaló que los únicos depósitos de brea en la costa norteamericana se encontraban en Stellarton y Pictou, en Nueva Escocia, y el monte que echaba humo sería el monte Adams.
Hay una leyenda que dice que Henry Sinclair construyó un castillo llamado “Castillo del Grial” en una zona del interior de Nueva Escocia llamada The Cross (La Cruz). A este lugar podía llegarse por río y en la desembocadura hay una famosa isla: OAK ISLAND… La  isla del tesoro.
En 1974 se informó al gobierno provincial del descubrimiento de lo que podrían ser restos de un castillo del siglo XIV en el interior de Nueva Escocia.
En 1981 la Consejería de Cultura de la región patrocinó una investigación que duró hasta abril de 1983. En la capilla de Rosslyn, construida entre 1446 y 1450, propiedad de la familia Sinclair, hay vestigios del viaje de Henry a América ya que aparece maíz y aloe, plantas originarias del continente americano.


[1] David Hatcher. “El Secreto de Cristóbal Colón” Pag 128-134


jueves, 10 de marzo de 2011

NARRACION DE ZENO III

Viéndonos obligados a partir, navegamos alrededor de la isla sin que en ningún momento dejase de seguirnos por playas y colinas un gran número de hombres armados. Finalmente, tras doblar el cabo norte de la isla, dimos con numerosos bajíos, donde durante diez días estuvimos expuestos a un peligro constante de perder nuestros barcos, pero afortunadamente el tiempo se mantuvo en calma. Hasta que llegamos al cabo más oriental de la isla pudimos seguir viendo a sus habitantes en playas y colinas, gritándonos y disparándonos a lo lejos para demostrar su hostilidad contra nosotros.
Decidimos seguir buscando un puerto seguro para ver si así podíamos volver a hablar con el islandés, pero no conseguimos nuestro objetivo, pues aquella gente, que más parecían animales que personas, no bajaban la guardia para así poder rechazarnos si intentábamos desembarcar. Sinclair, viendo que no había nada que hacer, y consciente de que si perseverábamos en nuestro intento la flota se quedaría sin provisiones, partió con el viento a favor y navegó durante seis días hacia el oeste; pero como el viento cambió hacia el suroeste y el mar se encrespó, navegamos durante cuatro días con viento de popa y finalmente avistamos tierra.
Al estar el mar embravecido y no saber de qué país se trataba, al principio nos dio miedo acercarnos, pero gracias a Dios amainó el viento y se instaló una gran calma. Unos cuantos miembros de la tripulación se acercaron a la orilla y regresaron enseguida con gran alegría contando que habían encontrado una tierra excelente y un puerto aún mejor. Nos acercamos a tierra en nuestros barcos y botes, y mientras entrábamos en un puerto excelente vimos a lo lejos una columna enorme que soltaba humo, lo cual nos dio la esperanza de encontrar habitantes en la isla. Por lejos que se encontrase, Sinclair no descansó hasta enviar cien hombres a explorar aquel país que nos informasen sobre sus habitantes.
Mientras, nosotros hicimos provisión de madera y agua y capturamos una cantidad considerable de peces y aves marinas. También encontramos abundantes huevos de pájaro que nuestros hombres, medio muertos de hambre, devoraban hasta saciarse.
La llegada del mes de junio nos sorprendió allí fondeados, la temperatura en la isla era templada y extremadamente agradable; pero al no ver a nadie comenzamos a sospechar que aquel lugar estaba deshabitado. Al puerto le dimos el nombre de “TRIN”, y al saliente que se adentraba en el mar lo llamamos “CABO TRIN”.
Pasados ocho días volvieron los soldados y nos contaron que habían atravesado la isla y llegado hasta la colina de donde el humo salía de manera natural de un gran fuego a sus pies, y que había un manantial del que fluía una sustancia parecida a la brea, que iba a parar al mar, y que en las cuevas de los alrededores vivían muchos hombres en estado semisalvaje. Eran bajitos y muy tímidos. También nos dijeron que había un río y un puerto seguro.

CONTINUARÁ...

lunes, 21 de febrero de 2011

NARRACIÓN DE ZENO II

Fue llevado ante la persona de nuestro príncipe y se le preguntó cuál era el nombre de la isla, qué gente la habitaba y quién era su gobernador. Contestó que se llamaba Icaria, y que todos sus reyes se llamaban Ícaro, en honor al primer rey, hijo de Dédalo rey de Escocia.
Dédalo había conquistado la isla y abandona a su hijo allí como rey, y les había dado las leyes que aún seguían vigentes. Más tarde cuando se decidía a proseguir su camino, se ahogó en el curso de una gran tempestad. En su honor aquel mar recibió el nombre de Mar de Icaria, y los reyes de la isla fueron llamados Ícaro.
Estaban satisfechos con el estado que Dios les había dado, y no tenían intención de modificar sus leyes ni admitir a ningún extranjero. Así pues le pidieron a nuestro príncipe que no intentase entrometerse en sus leyes, que les había legado aquel rey inolvidable, y cuya observancia había continuado hasta el presente; si lo intentaba, estaría buscándose su propia destrucción, pues todos ellos preferían morir, antes que faltar al cumplimiento de sus leyes. No obstante para que no creyésemos que rechazaran relacionarse con otros hombres finalmente se mostraron dispuestos a recibir a uno de los nuestros y a darle una posición honorable entre ellos, aunque sólo fuese por aprender nuestro idioma y obtener información sobre nuestras costumbres, del mismo modo que habían hecho con aquellos otros diez hombres de diez países diferentes que habían llegado a su isla.
Nuestro príncipe se limitó a preguntar dónde había un buen puerto y a hacer señas de que se disponía a partir. Costeando la isla, arribó con todos sus barcos con las velas desplegadas, a un puerto que encontró en la parte oriental. Los marineros desembarcaron para buscar leña y agua, haciéndolo con tanta rapidez como les fue posible por miedo a ser atacados por los isleños, y no sin razón, pues los habitantes de la isla hacían señales a sus vecinos con fuego y humo. Cuando estos hubieron acudido en su ayuda, ellos cogieron sus armas y todos corrieron hasta su orilla, donde se encontraban nuestros hombres, con arcos y flechas; varios resultaron heridos y muchos perdieron la vida. Aunque les hacíamos señas de paz, no servían de nada, pues su ira aumentaba por momentos, como si estuviesen luchando por su propia supervivencia.
CONTINUARÁ...

sábado, 5 de febrero de 2011

NARRACIÓN DE ZENO I

Los venecianos Antonio y Nicolo Zeno, cuando estaban realizando viajes, escribían con regularidad a su hermano Carlo que estaba en Venecia. Toda esa correspondencia se conoce como la narración de Zeno.
En una de esas cartas se cuenta que en 1371 cuatro barcos fueron arrastrados por el viento en alta mar y llegaron a unas tierras lejanas llamadas Estotilandia y Grogeo, que podrían ser Tierra del Labrador y Terranova.
Las gentes de esta expedición pasaron allí 20 años y finalmente uno de eso barcos fue recogido por pescadores europeos y regresó a Escocia.
Estos barcos pertenecían a Henry Sinclair, miembro de una importante familia en Escocia desde tiempos remotos y muy vinculados con la Orden del Temple y las Cruzadas.

Sus descendientes tuvieron siempre puestos muy relevantes, como Arthue Sinclair que fue uno de los primeros presidentes de los Estados Unidos de América, elector entre 1781 y 1788, antes de Gorge Washington, después fue gobernador del Territorio Noroeste de EEUU. Al regreso de los pescadores a Escocia, Henry Sinclair conoció la existencia del nuevo territorio y se reunió con Nicolo Zeno para organizar una expedición allí que finalmente zarpó con una flota de doce barcos.

Zeno lo relata así: “…El noble (Sinclair) está decidido a enviar una flota hacia aquellas tierras, y hay tantos que quieren formar parte de la expedición debido a la novedad y extrañeza del asunto que creo que contaremos con un gran apoyo sin apenas gasto alguno. Zarpé con un gran número de barcos, pero no era yo quien estaba al mando como esperaba, pues Sinclair fue en persona.
Durante los preparativos para nuestro viaje a Escotilandia nos sobrevino la mala suerte, pues tres días antes de la salida, murió el pescador que había de servirnos de guía. Sin embargo Zichmni (Sinclair) no renunció a su empresa, pero en lugar del pescador fallecido enroló a unos marineros que habían venido con él de la isla.
Habiendo zarpado en dirección oeste avistamos unas islas sometidas a Frislandia, y tras dejar atrás algunos bajíos arribamos a Ledovo, donde nos detuvimos siete días para descansar y proveer a los barcos de todo cuanto necesitaban. Partimos de allí y el primero de abril llegamos a la isla de Ilofe, y como llevábamos el viento a favor, seguimos adelante. No mucho después, ya en alta mar, se levantó una tormenta tan terrible que durante ocho días no paramos de trabajar, y nos vimos arrastrados, quién sabe donde, y un gran número de barcos quedaron aislados de los demás. Finalmente cuando amainó la tormenta, conseguimos reunir a los barcos extraviados y navegando con el viento a favor, avistamos tierra al oeste. Pusimos rumbo hacia ella y llegamos a un puerto tranquilo y seguro, donde vimos  muchos hombres armados que se acercaban corriendo, listos para defender la isla. Sinclair ordenó a sus hombres que les hicieran señas de paz, y ellos enviaron una delegación de diez hombres que sabían hablar diez idiomas, ninguno que nosotros pudiéramos entender, excepto uno procedente de Islandia.
CONTINUARÁ...........