sábado, 6 de noviembre de 2010

SAN BORONDÓN III

Posteriormente la leyenda de la isla fue extendida en versiones de lenguas nacionales. Según la Navigatio, San Brandano fue visitado por Barinto que comenzó a hablar de cierta isla en la que vivía Mernos (Un discípulo suyo, piloto del rey Arturo, que con asiduidad realizaba el viaje al Edén) con otros monjes juntos navegaron rumbo al oeste hasta otra isla que era conocida con diversos nombres “La Tierra Prometida de los Santos”, “Las islas Bienaventuradas” o “La tierra de las Promesas”….Regiones conocidas como O’Brasil: EL EDÉN.
En los relatos se cuenta que San Brandán realizó dos viajes, uno en el 543 que duró siete años y en el que se exploró las Islas Shetland, y un segundo viaje sobre el 22 de marzo del 551 que lo llevó hasta América con escala en la Isla Jan Mayeu. Llevaba víveres para 40 días, hecho que demuestra que sabía que llegaría a tierra antes de ese tiempo.
Se embarcó junto con 17 monjes irlandeses en una embarcación de cuero impermeabilizado con manteca llamado Curragh. En el segundo viaje y después de ayunar durante 40 días, en períodos de tres días, y cuando casi las provisiones se estaban acabando, divisaron una isla que parecía ser el edén y podría ser la actual Florida.
Esta historia fue alterada a lo largo de los siglos por varios autores, y hasta Vicente Blasco Ibáñez en su obra “Los Argonautas” de 1915 trata el tema de San Brandán, muy alterado y ampliado, como relato de ficción que es.
La secta de los monjes de San Brandán tenía por nombre “Ceilé dé” y era una secta cristiana de monjes solteros y practicantes de la penitencia. Su doctrina contenía numerosos elementos paganos de raigambre celta, que hizo que fueran condenados por el Papa.
El abad Adamnan, superior del monasterio irlandés de San Jonás entre el 679 y el 704, nos dice que un tal Cormac (521 – 597) había hecho el viaje entre Irlanda e Islandia más de tres veces. Parece ser que el afán de buscar la paz llevó a estos monjes hacia el año 700 a las Islas Feroe donde mantuvieron un asentamiento durante unos 100 años. Luego algunos de los monjes de esta comunidad llegaron a Islandia donde pasaron unos 70 años, a lo largo de los cuales fueron llegando nuevos monjes desde Irlanda.

Con este tráfico entre Islandia e Irlanda, el secreto fue desvelado y llegó a oídos de los vikingos que existía la isla y allí llegaron en el 860 y en el 874.

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